lunes, 29 de octubre de 2012
Había una vez demasiado poco
Había una vez demasiadas lágrimas y pocas risas.
Había una vez demasiadas guerras y pocas alegrías.
Había una vez demasiados actores y pocas pelis buenas.
Había una vez demasiados contables y pocos creativos.
Había una vez demasiadas pesadillas y pocos sueños.
Había una vez demasiada cabeza y poco corazón.
Había una vez demasiado dinero y poca solidaridad.
Había una vez demasiados agujeros negros y pocos bosques.
Había una vez demasiada tecnología y pocas cosas manuales (de las que tienen el valor de ser únicas)
Había una vez demasiada vida y poco tiempo libre.
Había una vez demasiada música y pocos oídos.
Había una vez demasiado facebook y pocos cafés con amigos.
Había una vez un mundo demasiado poco centrado en sus prioridades.
jueves, 27 de septiembre de 2012
La taza de té
miércoles, 27 de junio de 2012
Mientras yo sienta...
miércoles, 20 de junio de 2012
La abuela
viernes, 18 de mayo de 2012
SOPA CALIENTE
martes, 24 de abril de 2012
LA CÓMODA DEL SALÓN
La cómoda del salón abarcaba un espacio que en ese momento se me antojaba enorme. El salón parecía un inmenso desierto de ilusiones perdidas y emociones encontradas… Un océano de dudas e incertidumbre se asentaba en mi vida como si alguien lo hubiese invitado… La casa sin él era fría, era grande, era fea… estaba tan vacía… Y la cómoda del salón era tan enorme… Y recordé en ese momento todo lo que insistí para comprarla ¡Era tan bonita!. Quería que cupiesen todas las copas que no llegué a comprar, las vajillas para todos los invitados que no llegaron y los tazones de porcelana para la sopa que nunca hice…
Curioso que ahora todo lo que quedaba en mi vida, era una tristeza profunda, una necesidad imperiosa de salir adelante y una gran cómoda en el salón llena de nada.
martes, 17 de abril de 2012
Tristezas
La pérdida era tan triste y la angustia tan intensa, que hasta el frío que calaba mis huesos me recordaba que ahora estaba sola.
Y en mi cabeza, sólo un pensamiento… ¿y ahora qué?...
martes, 10 de abril de 2012
Improvisaciones...
Ni la vida, ni el amor, ni el desafío. Ni lo bueno, ni la angustia, ni el valor. Ni las horas que se pasan, ni los minutos que vuelan, ni soy yo. Ni el polen, ni la lluvia, ni este aire, ni las hojas que se caen del roble aquel. Ni las nubes que circulan tan a prisa, ni las lágrimas que a veces no se ven. Ni las risas, ni los otros,ni los míos, ni las ganas que me afloran por vivir, es sólo cuando te siento tan cerca, cuando me siento feliz.
martes, 3 de abril de 2012
“Treinta y ocho minutos"
Pensé en mi fascinante vida, en la suerte que había tenido por alcanzar mis metas y cumplir mis sueños. Me vi allí, con el vestido de gala púrpura y la pedrería en el escote, objetivo de todas las miradas, agradeciendo el premio, reconocimiento a toda mi carrera… había llegado mi momento… feliz…
Y la voz que anunciaba mi parada me despertó de mi sueño. Las siete y cuarentaicinco, hora de empezar a trabajar.
Qué maravilloso mundo el de aquel tren, que cada día me deja soñar con mi futuro durante exactamente treinta y ocho minutos.
miércoles, 28 de marzo de 2012
Una pequeña carta
Querida Marisa:
En respuesta al e-mail que me envías a través de tu abogado, contesto a continuación a tu petición del reparto de nuestras cosas. Quédatelo todo, no quiero nada. Bueno si, si no te importa me gustaría quedarme algunas cosas que paso a detallarte:
Puedes quedarte el coche, la moto y las dos bicicletas de competición. La colección de libros que hicimos juntos, la televisión de plasma, el equipo de música y el sofá.
A cambio, me gustaría quedarme con el recuerdo de tu risa mientras cocinabas, el olor de tu pelo cuando caías dormida a mi lado. Me quedo con los nervios que sentí la primera vez que dormimos juntos, con nuestras miradas cuando escuchábamos cantar a tu padre, con el vello de punta cada vez que hacíamos el amor. Con las risas con los amigos, con nuestros juegos cómplices los domingos, con la felicidad de simplemente estar juntos. Todo lo demás, si lo quieres, es tuyo.
Atentamente, Alfredo.
martes, 27 de marzo de 2012
A LA OSCURIDAD
Gracias. Por no desvelar que anoche lloré sin motivo. Porque me viste hundirme entre mis pensamientos tantas y tantas veces. Gracias porque estuviste presente en mis caricias prohibidas, por ayudarme a querer sin complejos. Porque fuiste la mayor cómplice de la primera cita. Porque estuviste conmigo en tantas lágrimas... Me sigues acompañando a pesar de que los años no pasan en balde. Gracias porque sigues a mi lado cada día a pesar de que a veces, no me siento tan guapa. Me vigilas, me acompañas, me duermes, me embriagas, me seduces, me invitas cada noche a estar contigo. Gracias por ser mi amante más fiel. Gracias por estar en todos esos momentos, pero sobre todo gracias por existir, pues sin ti, ninguno de mis sueños habría sido posible.
viernes, 23 de marzo de 2012
En memoria de mi Hermano Quique, que me acompaña cada día
Tú que viniste a la vida
Sin saber, sin ese instinto
Sin ver y sin más conflicto
Que una risa comedida
Tú sin poder expresarte
Y ni imaginar siquiera
Tú que siempre aguantaste
Que siempre fuiste adelante
Y tu vida, lección fuera
Tú que le diste sentido
A este mundo tan distante
Que no escucha más que ruido
Que no tiene más testigo
Que la voz de un caminante
Tú mi querido hermano
Que ya no vives conmigo
Cógeme aún de la mano
Para saber que estás sano
Y sentirte como vivo
jueves, 22 de marzo de 2012
El Taxista
miércoles, 21 de marzo de 2012
1º Premio del 8ºConcurso de Cartas de Amor - Aller (Asturias)
Querido:
Quizá esto te resulte ya en vano, quizá no quieras ni leer estas líneas, quizá ya has dejado de quererme… No pretendo mandarte estos papeles manchados de excusas débiles y confusas, ni tampoco pretendo hacer que me perdones, sencillamente, después de este tiempo, quiero explicártelo.
Sé que piensas que nunca estuve desatendida por tu parte, y en cierta manera, no lo estuve, no era desatención, pero estaba tan falta de detalles, de mimos, de sorpresas… de sensaciones. La pasión que brotó en nuestros primeros años, y la magia que se había formado con el tiempo alrededor del hogar, ahora, sinceramente, se estaban desvaneciendo tan poco a poco, tan sutilmente, que ni siquiera te diste cuenta de que nuestra historia se había convertido en un sumidero de pasiones.
Y durante mucho tiempo, me sentí tu sombra, me sentí el segundo plano de tu vida, e incluso, de la mía. Era como sobrellevar una vida que pasaba ante mí gélida, lenta y desesperadamente vacía. Pero tú tenías tantas y tantas cosas a las que dedicarles tu tiempo, que conseguiste no verme, no preguntarme, no darte cuenta, de que yo me envolvía cada día en la manta de soledad que tú me regalaste.
Y difícilmente y tras haber perdido toda esperanza de volver a confiar en ese sentimiento, volví a enamorarme. No había sentido nunca el deseo de volver a compartir los momentos más íntimos de mi existencia con otra persona, no quería volver a sufrir por otra historia con un mismo final, no sentía necesidad de ningún tipo por ocultarme bajo la comprensión y el deseo de un hombre, pero a pesar de ello tuve que hacerlo, tuve que enamorarme. Tuve que hacerlo sin remedio y sin reservas, tuve que entregarme a él en cuerpo y alma, porque había conseguido hacerme sentir lo que ni siquiera tú habías logrado, porque él había conseguido hacerme disfrutar como ningún hombre lo había hecho hasta entonces, porque recuperé la confianza en mí misma que daba por perdida desde años atrás, porque con él podía ser lo que quisiera, porque él no sólo me comprendía sino que traducía mis palabras sin dudarlas ni un segundo, porque él no hacía otra cosa que corresponder a mis deseos, porque me sentía tan libre a su lado…
No pretendo que lo entiendas, ni que intentes hacerlo siquiera, ni tu perdón, ni pretendía excusarme, pero si alguna vez me quisiste como creo, si alguna vez me has querido tanto que te dolía, entonces sabrás como me siento y me sacarás de aquí. No puedo soportar ni un segundo más este olor, ni soy capaz de sostener la mirada porque aquí me la han apagado, no puedo sonreír porque parece que han borrado mi sonrisa y aunque me esfuerce no lo consigo, me llaman loca, creen que lo estoy. Si tan solo pudiera verle una vez más, si pudiera estrecharlo entre mis brazos de nuevo y pudiera sentirle otra vez como antes…por favor querido, necesito verle… y aquí en este hospital nadie lo entiende, parece que aquí nadie nunca se ha enamorado, porque sino lo entenderían, lo entenderías. Necesito otro momento con él, sólo un último momento a solas con mi violín.