lunes, 4 de marzo de 2013

LOS CUARENTA



Apretaba bien los ojos y los puños para hacer más presión al destino y que esta vez el deseo se cumpliera. Apretaba tan fuerte que empezaba a ver estrellitas de colores debajo de mis parpados. Sabía que no podía volver a pedir abrazar a mi hermano, ni escuchar cantar de nuevo a mi abuelo. Sabía que no podía desear volver a escuchar las poesías de mi abuela o saborear los guisos de Meme.....

Y pedí ser féliz.

Cuán grande fue mi sorpresa al abrir los ojos, soplar las velas que formaban ese cuarenta y descubrir que allí mismo, rodeada de aquella gente y escuchando aquel desafinado “cumpleaños feliz”, ya era tan feliz, que ni me había dado cuenta de que lo que deseaba, lo tenía tan cerca...