Con el ramo de rosas
rojas en la mano, Sofía se sentía abrumada aquel 14 de octubre algo frío. La
chaqueta la resguardaba del frío y el pelo ondeaba sutil con el viento en un
exquisito va y ven de sus rizos morenos. Luis la observaba y disfrutaba de su
perfume y el color de sus ojos. – Qué guapa está – pensaba Luis. Sofía no sabía
ni qué decir, sólo contemplaba la escena y disfrutaba de aquel momento juntos.
Cuánto amor había…
Al cabo de un rato Sofía dejó el ramo de rosas en la tumba y se alejó despacio. Luis, desde el más allá, la contempló marcharse y como cada año prometió esperarla en el cementerio hasta el próximo 14 de octubre, pues tal y como prometieron años atrás, nunca dejarían de celebrar su aniversario.
Al cabo de un rato Sofía dejó el ramo de rosas en la tumba y se alejó despacio. Luis, desde el más allá, la contempló marcharse y como cada año prometió esperarla en el cementerio hasta el próximo 14 de octubre, pues tal y como prometieron años atrás, nunca dejarían de celebrar su aniversario.