viernes, 18 de mayo de 2012

SOPA CALIENTE


Cenaban en la exquisita mesa del salón de invitados. La lámpara de araña del siglo XIII brillaba envolviendo la escena de una luz nunca vista antes en la oscura e inquieta mansión de los Foster. El mayordomo observó atento como Lord Henry levantaba su mano izquierda indicándole que se acercara a servirle más consomé. La  invitada de honor y su marido, los Duques de Wellington, agradecían aquel caldo caliente que les reconfortaba los gélidos huesos como consecuencia del temporal y las lluvias. A pesar de todos los chismorreos que se escuchaban sobre los Foster, ellos se sentían bastante a gusto aquella noche cenando en su salón. Margarita Wellington se sentía satisfecha de haber aceptado la invitación de los duques.
Cuando el mayordomo se disponía a servir el último cucharón de consomé a Lord Henry la maravillosa lámpara de araña se descolgó del alto techo cayéndose encima del mayordomo, que se desplomó en el suelo desencadenando una gran mancha roja en la exquisita moqueta.
Los duques de Wellington aterrados miraban la escena con los ojos fuera de las órbitas, mientras Lord Henry y su esposa, sin inmutarse, seguían saboreando impasibles la deliciosa sopa caliente.